Hay muchas maneras de habitar y ser, de permanecer en la realidad. Hay quienes eligen contemplar, vivir la vida desde el sufrimiento y hay quienes deciden vivir y Amar la vida. Porque amar la vida es aceptar la vida tal como es. La aceptación es el primer paso hacia la liberación, porque ya no es tiempo de sufrimiento ni sacrificio. Podemos elegir como deseamos vivir, desde el Amor o desde el sufrimiento y el miedo.

 

Un trocito de mi historia personal

No sabía ya ni quien era. Y me hundía cada vez más en una imagen de mí misma, que se adaptaba a lo que se esperaba de mí… cada día me ahogaba un poco más. Me consumía el miedo y el sufrimiento, un miedo a la Anabel desconocida. Un miedo aquella mujer que latía dentro de mí, que si la dejaba salir todo mi mundo tal como lo conocía iba a terminar y a desaparecer, todo iba a cambiar.

No lo pude evitar, quise vivir. Encontré, tras los llantos reprimidos, la ansiedad y la basura mental, una voz mucho más potente que me pedía vida. Tiré de esa voz interior, que sentía como si me mordiese en la boca del estómago, no la podía ignorar más.

Un día lo hice… no sabía como hacerlo pero lo hice. Ahora ya no sé ni cómo fue, todos los recuerdos se me amontonan, junto con las sensaciones y emociones, como un amasijo de carne… porque me rompí en muchos pedazos.

Porque el sufrimiento me consumía por dentro. Ni siquiera sabía por qué sufría y me sacrificaba por mantener una vida que no era la que Anabel quería.

La vida, el Amor se impuso ante todo. Aunque los egos y las mentes que dictan lo que se supone que debe ser lo correcto me criticaran, juzgaran y me sentenciaran, ya no podía dar marcha atrás, solté el miedo y eché a volar.

Y ahora, pasados 13 años de aquello, después de haberme roto en mil pedazos tantas veces, de morir y renacer otras tantas… que me juzguen, critiquen y me sentencien por seguir mis principios y vivir la vida, solo me ayuda a reafirmarme más en mi posición, siendo leal a mí y a mi voz interior. Ya no es tiempo de sufrimiento ni sacrificio, al menos para mí.

 

El Amor compasivo como antídoto.

La compasión es un sentimiento que nos ayuda a comprender el sufrimiento de los demás y nos impulsa a ayudar a aliviar el dolor o sufrimiento.

La pena nos resta fuerza, nos debilita para poder acceder a la fuente de energía vital en lo más profundo de nuestro ser. Tener pena de los demás hace que les quitemos esa fuerza. Desde el Amor compasivo podemos acompañar y ayudar a aliviar el dolor y sufrimiento de los demás, pero desde la aceptación de sus procesos y experiencias, no desde la negación del presente que están viviendo. Tras la compasión podemos llegar el perdón, tras el perdón llega el amor incondicional y el no juicio.

La Maestra María Magdalena me transmitió esta pequeña canalización para compartir. Es tiempo de Amor, ya no es tiempo de sufrimiento ni sacrificio.

“La compasión os une. Hoy más que nunca. Muchos sufren, temen y no son capaces de poder ver una realidad mayor, con un fin mayor.

Ellos, sus egos, no disciernen, no están en el sentido común. La exposición continua de verdades a medias que imponen vuestros medios de comunicación, adormece el valor y el brillo interior. No temáis por aquellos que no logran ver la verdad más allá del ego. Todo caerá, los telones bajarán y se verá los hilos de aquellos que controlan las marionetas.

Es previsible, nada más. Anteponed el bien común, pero no desde la mentira, si no desde la verdad de corazón. No todo es lo que parece, muchos desean salir de la esclavitud del sufrimiento y del miedo, pero no saben cómo, ni si quiera saben que no saben.

Que la luz ilumine vuestros caminos, hoy y siempre.

María Magdalena”

 

Mensaje canalizado del Arcángel Uriel. Soltad el sufrimiento y el sacrifico.

«Aletean las mariposas en vuestro interior. Los cambios están siendo. La fuente de vida que activa vuestra verdad suprema, os dice, os susurra que ya terminó el tiempo del abandono, del sufrimiento y el sacrificio.

Los nuevos tiempos se adentran y la paz coexiste con la armonía interior. Es abundancia y bienestar, es lo que siempre anheló el ser humano desde que se desconectó de la fuente.

La verdadera espiritualidad no quiere sacrificios en nombre de Dios, no quiere más sufriendo constante por la no aceptación de los procesos naturales de la vida.

Los designios de la voluntad de vuestros seres son inescrutables, solo atienden a las leyes universales, no a la dualidad humana. Recordad en el campo de la materia y la energía, nada se destruye sino que todo se transforma. Y el perdón es la llave que os libera del apego al sufrimiento.

Los tiempos de sacrificio terminaron, ya todo pasó… Ahora toca contemplar las múltiples posibilidades que coexisten en cada instante. No os limitéis desde confort, la pereza… sed osados y atended la verdad del corazón. Los ángeles os ayudan a trasmutar y asentar la luz en vuestros corazones.

Con alegría, humor y certeza. Sed auténticos en vuestros actos, sed quienes sois desde el interior, volved al niño interior.

Arcángel Uriel»

 

Artículo «Ya no es tiempo de sufrimiento ni sacrificio.» escrito por: Anabel González Delgado.

 

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