Todos tenemos la necesidad de querer siempre tener la razón, es parte de la naturaleza egoica del Ser humano, la necesidad de reconocimiento o de posicionarnos por encima de los demás. Nos gusta sentir que tenemos la razón y que los demás están equivocados, de esta manera creemos que reforzamos nuestra autoestima y mostramos autoridad.

En estos tiempos de inestabilidad que estamos viviendo, nos invitan a reflexionar sobre la veracidad de nuestro sistema político, social, educativo, sanitario… Muchas opiniones, titulares, noticias nos quieren convencer de su verdad y que lo opuesto es erróneo, que está equivocado.

¿Quién tiene la razón?

Nos sentimos separados de los demás. Cuando una situación ha de cambiar, debemos entender que fue creada por un conjunto de consecuencias que no son tan visibles a los ojos de todos y que según la mente de la persona que lo observe, así crea su verdad ante la situación.

Toda opinión ha de ser escuchada y valorada, forma parte del Todo. Ahí estamos los seres humanos, bajo esa influencia energética o inconsciente colectivo. Aunque en la opinión individual atendamos a nuestra verdad, no dejamos de estar influenciados por todas las formas y maneras creadas por el ser humano.

Todos somos cómplices de lo que está ocurriendo, por lo que todos tenemos responsabilidad ante la situación. Nos engañamos cuando solo responsabilizamos a los que nombramos para los cargos o a los líderes que nos gobiernan, puesto que todos hemos adquirido una posición, una verdad, una razón. Delegamos nuestra parte de responsabilidad porque “yo tengo razón y ellos están equivocados”, esperamos que los otros cambien y nosotros no tenemos que hacer nada.

 

La necesidad de tener la razón.

Normalmente estamos tan absortos en demostrar que tenemos la razón que no sabemos escuchar a los demás. Todos aprendemos más cuando escuchamos al opuesto, a aquel que piensa diferente a nosotros. Si nos desapegamos de la necesidad de tener la razón y nos abrimos a la escucha evolucionamos, crecemos y aumentamos nuestra inteligencia, tendremos más capacidad de abordar la situación cuando ampliamos la visión. Muchas veces utilizamos nuestra verdad para posicionarnos y no hacer nada, en vez de hacer criticamos, juzgamos y valoramos.

La necesidad de tener siempre la razón nos resta energía y nos debilita, pues perdemos mucho tiempo y energía innecesaria en imponer nuestra verdad a otros. También denota debilidad, se hace ver una personalidad con ciertas carencias, entre ellas la falta de empatía y de humildad.

¿Qué parte de ti necesita llevar la razón y sentirse reconocida? El alma no necesita el reconocimiento, nuestro ego sí.

 

Cómo desapegarnos de querer tener la razón.

Una práctica meditativa que nos puede ayudar es observar con amor que parte de nosotros necesita ser reconocida y detectar la carencia de autoestima, valoración, orgullo, amor… La pregunta sería: ¿Qué carencia hay detrás de esta necesidad?

En la etapa de la infancia puede que no nos reforzaran la confianza y la autovaloración, por lo que hemos tenido que forjar una personalidad algo arrogante para poder sobrevivir en un mundo competitivo, sintiendo constantemente que somos cuestionados o valorados.

La humildad es la clave para desapegarnos de esta necesidad. Observar si es tu niña o niño herido quien necesita que se le escuche, se le atienda, se le refuerce la autoestima, que se quiera más. Observa si en tu presente sigues sintiendo estas necesidades, escúchate y siéntete con amor, las respuestas están dentro de ti.

El Ser humano es maravilloso y tenemos grandes capacidades para poder integrar con armonía cualquier cambio positivamente a nuestras vidas. Debemos creer en ello y reforzar nuestros valores humanos, sintiendo que todos estamos conectados, que no estamos separados.

 

Canalización desde los Registros Akáshicos sobre la verdad.

Os comparto esta canalización que viene muy bien en estos momentos de cambios, para que observemos, paremos y reflexionemos.

“No es real cuando solo pensáis en el resultado de lo que hacéis y decís sin tener en cuenta quien recibe el hecho o las palabras, pues las almas determinan el grado de credibilidad y no una tabla o leyes.

La verdad es dada a cada Ser humano según el grado de capacidad de poder ver la amplitud de visiones y formas posibles en dicha materia. Por ello, quienes siempre quieren tener razón creen estar en la verdad os engañan, pues la verdad no se posee ni siquiera en el infinito saber… tu verdad será aquella que te forjas grande en Espíritu y valiente como Ser humano. La no verdad es verdad, pues lo mueve la frecuencia, la realidad del individuo.

Ansiáis justicia en base a la verdad. Desapegaros de la necesidad de tener razón y humildemente invocad al espíritu creador del Todo para crear equidad e igualdad en conceptos y visiones. El Espíritu se mide ante el libre albedrío del Ser humano.

No camináis solos, hay varias realidades y verdades del mismo acto, gesto o palabra. Así sea que tu verdad inunde tus días de luz y te haga desapegarte de la posición de estar por encima de los demás.

Estáis desconectados del sentido común o del instinto primario, aquel que os mantenía conectado a la verdad de la Tierra y del Universo, todos sabíais que era lo correcto. Ahora, el plan divino os desconectó del plan primario para daros la oportunidad de reconducir y practicar la verdad y sabiduría del Todo en vuestro ser amado Ser humano.

No camináis separados, sois colectivos, la verdad de uno es la verdad de todos y así será. No apaguéis las antorchas de la razón y volved a la divinidad donde todo permanece en la verdad del Uno, del Todo.

Así es y así será. “

Artículo «La necesidad de querer siempre tener la razón» escrito por: Anabel González Delgado.

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